MisHistorias
El principio de mi confinamiento fue algo pacífico. Ya de todos modos estaba un poco aislada en el pequeño y tranquilo pueblo en el que habito en Francia. El único cambio fue que el colegio de mis hijos cerró. Esta bien, me dije, esta es una situación de peligro y los niños deben permanecer en casa con mi esposo y yo.
Soy una lectora ávida, cuando tengo cinco minutos para leer los tomo y me sumerjo encantada en la vida y caracteres de otras personas. Es lo que me mantiene sana mentalmente y puedo quedarme en casa leyendo libros por períodos largos sin estresarme. Además, leer tiene la ventaja de alejar los miedos mientras el libro permanece abierto y uno disfruta de su lectura.
Pero era ya marzo y solo me quedaban un tanto de libros sin leer. Se agotaron rápido. Leí algunos online pero soy de las que considera que no es lo mismo que tener un libro de papel en mano. No quería comprar libros en físico porque pienso que puedo poner en riesgo a las personas que hacen los deliveries. No quería ponerlos en peligro solo porque yo me sentía aburrida. Me desconecté de mi única actividad. Los días empezaron a pasar y los niños empezaron a preguntar porque no podían salir a jugar. Y las rutinas y la enseñanza en casa comenzaron. Y la casa desordenada y la obligación de cocinar tres veces al día me agobiaron.
Y me preocupé. Y todavía me preocupo por aquellos que sufren. Gente que esta enferma, gente cuya familia y amigos esta enferma, o tienen un alto riesgo de contraer el virus. Gente que necesita desesperadamente salir a trabajar porque de lo contrario sus hijos no tienen qué comer. Los refugiados que no tienen acceso a agua limpia y mucho menos comida o un hogar acogedor. Mi propia familia, mis propios amigos.
Revisé los periódicos a diario. Las cosas empeoraban. Gente muriendo por doquier. Estaba asustada. Mantuve mi teléfono a mi lado para revisar las redes sociales y también para olvidar que estaba en mi propia casa y mis hijos jugaban y saltaban sobre mí y yo no tenía tiempo para tomar un descanso. Y me tomó semanas darme cuenta que esta situación tiene un motivo. Necesita tener un motivo. Para mí, para mi familia, para mis amigos, para todo el mundo. Pero sobre todo, necesita tener un motivo para el Planeta.
La idea vino fácil y sin pensarla mucho. Mi trabajo no era ser negativa y agobiarme con las noticias y con mi propia situación. Ahora estaba segura de que esta situación específica y especial vino a mi vida, a nuestras vidas por una razón. La primera cosa en la que me fijé fue en la relación con mis hijos, con mi familia. Siempre he estado en una constante lucha para encontrar un balance entre mi vida fuera de casa y en ella. Y ahora todo se convirtió en una vida en casa. Y creí que sin este equilibrio estaba perdida. Y lo estaba. Pero una noche pensé, y si esta oportunidad, es la única y ultima oportunidad que tengo de estar con mis pequeños hijos a tiempo completo? Y qué tal si cocino un poco más no viéndolo como una actividad opresora y sumisa pero como algo divertido? Y qué tal si no necesito salir para encontrar un equilibrio en mi vida y escojo otras actividades además de leer?
Y me puse a trabajar en mí misma. Establecí rutinas y la enseñanza en casa comenzó todas las mañanas. Mis hijos me sorprendieron. Yo estaba ahí, realmente presente, con ellos y ellos respondieron de forma increíble. Comenzaron a leer, a escribir en cursiva, a dibujar y a pintar cosas hermosas. Y me encantó enseñarles cosas nuevas. Luego noté que sin importar que estudien en un colegio francés, también estaban dispuestos a estudiar en inglés y en español. No me había dado cuenta lo ingeniosos que son. Siempre caigo en la trampa de pensar que los niños son ingenuos, que no se dan cuenta. Pero ellos todo lo saben, todo lo perciben, todo lo sienten. Y me alegré de estar aquí y de realmente ver quienes son. Luego entré a mi cocina, todos los días, al medio día. Y mi relación con la cocina también mejoró, y finalmente tuve éxito con mi primera torta de chocolate después de botar cuatro o cinco a la basura, y mis hijos fueron todavía mas felices que yo.
Cuando cambié mi actitud no solamente mi relación con mi familia cambió. También cambió algo dentro de mí. Comencé a ser más productiva de lo que nunca he sido. Comencé a estudiar un nuevo idioma. Cinco minutos cada día. Comencé a verme a mí misma como una persona creativa. Pinté, imaginé, escribí. Nunca pensé que podía ser alguien creativo. Escogí una carrera en Derecho y Derechos Humanos y pensé que era lo único que realmente quería y podía aprender, pero ahora pienso que estaba equivocada. Puedo ser alguien que imagina y crea nuevas cosas. Puedo plasmar en un papel lo que pasa por mi mente. Ya no para otros, como siempre pensé que debía escribir, pero para mí. Escribo para mí. El hecho de pensar que soy creativa por mí y para mí se llevó mi miedo a fallar. Finalmente comprendí que lo importante es persistir y nunca renunciar a lo que se desea hacer. Descansar sí, reflexionar sí, renunciar no.
Pero hice algo más. Probablemente lo más importante y que debí haber hecho hace muchísimo tiempo. Meditar. Hace muchos años que comencé mi búsqueda espiritual, pero nunca me atreví a meditar. Siempre quise hacerlo pero mi Yo saboteador me decía que no tenía suficiente concentración. Resultó que no necesitaba concentración si no tan solo intención. Y vino a mí en los momentos de silencio. Y cuando comencé a meditar y a instruirme más comprendí ciertos mensajes. El primer mensaje es que este Planeta se está renovando a sí mismo. Nuestro Planeta no morirá, nunca. Nosotros no podremos matar la naturaleza. Pero si seguimos tratando al planeta como una bolsa de basura Ella nos matará. Probablemente tengamos una segunda, tercera y hasta cuarta oportunidad para hacer cambios en nuestra relación con Ella. Usemos estas oportunidades sabiamente.
El segundo mensaje es salir de nuestro circulo del miedo. El miedo solo suprime nuestro sistema inmune y nos hace inmensamente vulnerables. Necesitamos vibrar en frecuencias más altas. Necesitamos visualizar el fin de esta situación y el comienzo de nuestra nueva vida, más conectados con nuestro Yo interior y con nuestro Planeta. El Planeta nos envía un mensaje. Ella es fuerte, Ella no va a aceptar nuestro comportamiento egoísta por más tiempo. Enviémosle un mensaje también. Lo entendemos. Te damos las gracias. Sí vamos a cambiar.
Luz