Reseñas Literarias
Esta reseña tiene algunos spoilers . Historias cotidianas, mujeres mundanas, palabras sabias, historias magnificas!
Cuenta Alice Munro en la introducción a su libro que una vez publicada una historia no puede volver a leerla. Ni siquiera consigue ya acordarse de los detalles que alguna vez le dieron forma.
Este libro, como ‘Los Errantes’ de Olga Tokarczuk, también esta dividido en historias cortas, lo que hace más rápida su lectura. La diferencia es que los cuentos de Alice Munro son más estáticos, con una mirada que se esparce bien hacia el interior de la vida humana y las circunstancias que le ha tocado vivir a cada quien. Son las relaciones de familia, de pareja, de amigos. Son los rompimientos, las culpas, el resentimiento, pero también el amor y la felicidad los que se mezclan en estas historias que en algún momento se paran de contar, pero que podrían seguir su camino sin otra guía más que el alimento que le daría el lector. La mayoría de las narradoras son mujeres, algunas de ellas sin nombre. Me pregunto por qué. Probablemente no desean ser el centro de atención, sino que quieren enfocar la atención a los personajes que los rodean. Son el centro del carrusel, donde los hechos y los personajes giran a su alrededor. Pero el centro, el motor, ellas son el motor de la historia.
Chaddeleys and Flemings. Son cuatro primas que no se ven muy a menudo. Un verano se encuentran en la casa de la casada. La única con el espacio suficiente para recibirlas y además muy pobre para ir a verlas. Todas se la llevan bien. Viven de las aventuras condensadas en sus recuerdos. La hija de la anfitriona es la que narra la historia. Posee una visión única de su madre y sus tías. Juzga su manera exagerada y poco sofisticada de actuar, y al mismo tiempo admira la conexión que las une y su forma de ver la vida. Es la misma sobrina, unos años después, ya casada y con hijos, la que enfrenta su pasado cuando Iris, una de sus primas, va a visitarla a Vancouver. Desde antes de su llegada, ella se disculpa con Richard, su esposo, dándole un pequeño resumen de su vida, todo ello para implicar que ha tenido alguna educación. Su esposo es rico, clasista. Se fija siempre en de dónde ‘proviene’ la gente que conoce y lo rodea. Su esposa no ha pasado este examen, pues tiene un origen pobre, lo que la hace ser consciente de sí misma. Esta visita termina siendo el detonante que la hace notar y aceptar sus orígenes, enfrentando una dura verdad sobre su ‘muy educado’ esposo.
Dulse. Lydia es una mujer de cuarenta y cinco años, divorciada, con dos hijos. Ella nota que ha cambiado durante los años después de su divorcio, para mal, en su físico especialmente. Lydia se va en un viaje sola a una cabaña de campo, donde conoce a los dueños y a otros huéspedes. Despeja su cabeza en las noches jugando juegos de mesa. Oyendo los problemas cotidianos de sus acompañantes. Lydia tiene una relación con Duncan. No logra valorarse a sí misma. El le pide que no lo moleste, ni le reclame, que además cambie lo que no le gusta de ella. Casi todo. Su relación está temblando mientras ella es un manojo de miedos que le impiden seguir adelante. Se concentra solo en que pensará él de ella. Difícil saber si Lydia hace el ejercicio de saber por qué su relación se despedaza. El no busca intimidad, sino cambiarla, borrarla. Ella no lo sabe, no lo admite. Es lo que pasa en estas relaciones de indiferencia. Es fácil juzgarlas de afuera, pero mirando bien en su interior, están hecha a base de pequeños nudillos que se han ido tejiendo con falsas concepciones del otro, hasta volverse telarañas de las que es imposible salir.
Bardon Bus. Esta historia es difícil de leer para una mujer. Es la dependencia emocional de los hombres. La sutil dependencia, que no depende del dinero, si no del pensamiento, individual y colectivo, de la educación, de la sociedad. La protagonista podría ser cualquier mujer con alguna educación profesional, de clase media, soltera. Esta protagonista viaja, escribe, y vive de su escritura. Se encuentra en Australia, en un viaje de trabajo, con ‘X’, un antiguo amante que conoció en Vancouver cuando él estaba casado con su primera esposa y ella solo tenía veintiún años. En Queensland se van a vivir juntos por algunas semanas. Él está casado ya con su tercera esposa. Al volver a Vancouver su seguridad, su escritura, y todo lo que la hace ella, desaparece. Sus pensamientos toman la forma de ‘X’. Se basan solo en sus recuerdos de ese viaje y en su deseo de encontrárselo de nuevo para volver a lo que tenían. Su amiga, más joven que ella, también se sumerge en las identidades de sus instantáneas parejas para desaparecer rápidamente, hasta que llega el otro, y luego el otro, recuperando su identidad para después perderla de nuevo. La protagonista lo ve, lo juzga, pero no lo relaciona con su propia historia. En Vancouver se encuentra con el amigo de ‘X’ que la invita a cenar. Una cena de miedo. Le manifiesta su lástima, por ser una mujer que no podrá jamás competir con las más jóvenes, porque los hombres de su edad prefieren fijarse en las veinteañeras, para empezar nuevas familias, nuevos amores, por que ella no tiene, jamás tendrá, las mismas opciones que los hombres.
Y es que este libro nos hace pensar en quien tiene la culpa de que estos personajes femeninos no puedan tener vidas plenas. Deja abierta la puerta para interrogarse acerca de las costumbres de la sociedad, tan patriarcal y arraigada a sus creencias machistas, permite interrogarse acerca de la educación a las mujeres desde que son niñas, y el papel de las generaciones que las antecedieron en formar sus propias creencias limitantes.
Luz