Mis Historias
Fue él quien me regalo el libro. Paris. Él sabe lo que siento por Ella. Al mirar a sus ojos entendí acongojada de que era un gesto solidario frente a ese amor imposible que él jamás podrá apoyar. Entendí que tendría que escoger entre él o Ella. Los separan diferencias irreconciliables. Él la cree sucia, peligrosa y sin gran belleza. Sobrevalorada y ladrona, abusadora de inocentes incautos, que llegan a Ella buscando un sueño y solo reciben una traición. Tan mala es, dice él, que ni siquiera el mar la quiere acompañar.
Y yo me quedé atrapada en ese odio. Con este amor atajado en el corazón. Porque a pesar de tan mala reputación, yo solo veo sus luces, y sus calles otoñales, y sus cafés humeantes. Lo dicen todos, menos él: ‘Paris d’amour’ Y allí ansío estar, y vivir, y escribir. Como aquellos grandes a quien Ella envolvió entre sus brazos, y que les permitió crear sus obras maestras.
Y sueño con Ella, todo el tiempo sueño con Ella, y entre más sueño, él me hala del brazo, para que despierte, y abra bien los ojos, y caiga en la realidad, que es también bella y segura, como una manta de lana y un chocolate caliente. Y del otro brazo me tira Ella, salvaje e incierta, para que entre en su esfera indomable, en la que se puede existir, o muy bien morir.