Política y Feminismo
Los colombianos. Somos seres pendulares. Víctimas políticas de nuestras propias circunstancias. La derecha: Los colombianos nacidos a principios de siglo fueron, son, conservadores, tradicionales, patriotas. La guerra de los Mil Días, la I Guerra Mundial, el auge de las ideologías que vemos en el presente. La gente moría de enfermedades ramplonas, cualquiera, lo más importante era salvar la vida y la estabilidad de la familia, la religión, el centro.
La izquierda: Sus hij@s, nacidos en los cuarentas y cincuentas, todavía muy jóvenes para analizar la II Guerra Mundial, todavía con miedo, pero listos en los sesentas para una liberación personal, un desligamiento de las imposiciones, una capacidad y un deseo sobrehumano de tomar sus propias decisiones. La derecha: Sus hij@s, nacidos en los setentas y ochentas, cuando las guerrillas ya estaban bien alzadas en armas, luchando contra un supuesto anquilosamiento de las clases políticas tradicionales, convirtiéndose luego en el verdugo que esas nuevas generaciones temían y odiaban con enérgico furor. El narcotráfico, la plaga que nos hizo a todos plaga, sin ni siquiera haberlo querido, ni haber tenido la culpa, la vergüenza de vivir cerca de quien ejecutaba el crimen impune. La izquierda: Sus hij@s, nacidos en los noventas y en los dos mil, cansados ya de tanta rabia que se dispara a todas partes, reclaman a sus padres la falta de apoyo en las políticas sociales, de género, de inclusión, miran afuera, donde el péndulo se mueve de manera similar, de todos modos allá quieren ir. La derecha: vuelve el péndulo hacia sus padres, que los atraen con cánticos religiosos de unión y familia, esta vez más estrictos, que estrechan con más fuerza, no se sabe si quien sostiene el péndulo es el miedo o la justicia, todo se ve oscuro, negro, escurridizo. ¿Quiénes son los buenos?, ¿Quiénes son los malos? Salir de Colombia, hablar con los exiliados cubanos, la derecha, bajar a Brasil, Uruguay, Argentina, los hijos de la dictadura. La izquierda. Estados Unidos, el centro en casa, la extrema derecha en su patio trasero y en su corazón continental, Oriente Medio. Europa, el péndulo que cambia de lugar, de país, de cultura, de raza, de comunidad. A donde vayas, a donde nazcas, a donde crezcas, a donde te sientas, a donde comas, a con quien duermes, el péndulo. Si nos pasáramos de bando, si tan solo para mirar que pasa allí, del otro lado, tal vez el mundo giraría tan rápido que todos nos mataríamos. O tal vez no, tal vez no.