Reseña Literaria
Poco a poco me sumerjo en la literatura francesa. Había visto este libro en varias reseñas y recomendaciones y me animé a comprarlo. No me esperaba un recuento tan crudo y doloroso de la vida de esta autora. Debí haberlo imaginado, que al ser francesa entraría directamente al examen milimétrico de las emociones de sus personajes, y el haber hecho esto lo convirtió en un libro maravilloso, de impecable escritura, de recuentos detallados sobre escenas de su vida que se han quedado grabadas para siempre. Este libro es no ficción, lo que lo hace aún más conmovedor. Es la verdadera historia de la madre de Delphine de Vigan. La historia es cruel, dolorosa, verdaderamente aterradora.
La primera parte del libro describe precisamente esas mecánicas familiares en las que nació Lucile, su madre, a quien ella llama constantemente por su nombre de pila. Tercera de una prole de siete hij@s, Lucile era una niña miedosa y ansiosa. A pesar de que la autora cuenta animosamente las salidas a la plaza, la camarería y el amor de Lucile por su padre, la historia se desborda rápidamente en la tragedia, que desencadena una serie de traumas y comportamientos que acaban con la vida de sus miembros, que los despoja de toda energía, los llena de una tristeza pesada de la que es imposible sacudirse, una melancolía que se transmite directamente al lector, que le despierta sus miedos ahogados, al mostrarle que las monstruosidades pueden pasar. Y es que al principio pareciera que la cadena de tragedias que desembocaron en la locura de Lucile eran originadas en la mala suerte, un accidente, algunos descuidos de su madre quien se encontraba agotada al cuidado de sus hijos, de un padre en principio amoroso pero ausente. Pero luego se constata de que se son de hecho las mecánicas familiares de padres abusivos lo que acarreo semejantes consecuencias.
La misma autora sufrió el abuso, pues este, como todos lo sabemos, se transmite de generación en generación. Su madre estaba fuera de sus cabales. La autora y su pequeña hermana pasaban de casa en casa y de padrastro en padrastro. A veces no comían. Finalmente su madre escribe una carta a su familia que lo explica todo. Nadie le cree. Aquí viene una parte importante de la victimización. Pues a las personas abusadas se las victimiza una y otra vez. ¿Por qué no dijo nada antes? ¿Por qué no se fue? Y la pregunta de la autora era ¿Por qué volvemos donde su padre? ¿Por qué vuelve ella?. Es aquí donde vemos lo difícil que es para una persona abusada el escapar de su predador, especialmente si ese predador es de su familia, vive en su casa, le da de comer. La misma autora, a pesar de saber lo que su madre vivía, describe recuerdos maravillosos en la casa donde se reúne toda su familia, despoja en su mente el abuso hacia su madre y lo enrolla en cintas que cubren todo su dolor. Yo imagino que de otra manera no se hubiera podido sobrevivir.
Una vez muerta su madre por suicidio, por no haber soportado el peso de tanto dolor, es bastante admirable el ejercicio de la autora de no haber sucumbido a la tentación de dejar ir todos los recuerdos por el cano y olvidarse del asunto, superarlo, en la medida de lo posible, y seguir. Tuvo que permitir el regreso de sus terribles memorias, hablar de lo innombrable con su familia y amigos, enfrentar lo que su madre había asegurado por haber sido tachada de loca. No fue un ejercicio científico. La misma autora menciono que no le interesaba saber si una patología se pasaba de generación en generación y como pasaba. Tampoco le interesaba saber si un acto traumático podría desembocar en la locura. Lo que hizo ella fue el ejercicio emocional de ver a su madre con ojos de niña, de intentar entender. Esto es lo que hace todo autor. Escribir para entender la realidad de su mundo.
Libro 100% recomendado. Luz
