Son las memorias de Gabito, como lo llamaban su madre y sus mejores amigos de juventud. Es un libro de recuentos literarios, de una narrativa fundamental para quien se esté formando como escritor. También es una historia de éxito personal y profesional. Un éxito que a todas luces se veía bajo pronóstico reservado.
Se dice que ‘Orlando’ es una las obras más veneradas de Virgina Woolf. Publicada en 1928 es ciertamente un texto más que adelantado para su propio tiempo. Es cierto también que el ambiente de esta historia se desenvuelve en un ambiente muy tradicional, como lo fue la Corte inglesa y la Reina Isabel I, pero a diferencia de otros libros que describen esta época, la importancia de la Reina es dejada de lado para concentrarse más en la evolución de Orlando como persona.
Gnozi Adichie escribe en este libro una carta cercana y calurosa a una amiga suya de la infancia que le preguntó como podría educar a su hija para que fuera feminista. En un principio sus estamentos me parecieron claros y en algún punto hasta obvios. Pero rápidamente recapacité para aceptar con tristeza que ni siquiera estas bases del feminismo han sido realmente implantadas en la mayoría de sociedades y culturas. Todavía la balanza mantiene un peso fuerte a favor de los hombres. En todos los países del mundo. ¿Qué se debe hacer para cambiar esto?
Déjenme hablarles hoy de una de mis mas preciadas joyas. Como una buena joya cayó a mis manos por una simple coincidencia. Me encontraba en Sydney, donde vivía, pero como siempre me pasa —me sigue pasando aquí en Francia—, cuando no hay libros en español no sé que escoger. Estaba caminando perdida dentro de Harry Hartog, mi librería preferida en Bondi, cuando lo vi. Extraño título, pensé. Cuando miré el estante tenía una pequeña nota recomendándolo como uno de los mejores libros de ficción. Lo compré y lo dejé en mis propios estantes por dos meses, y cuando finalmente lo cogí, me arrepentí de haberme perdido de dos meses en los que ya debería haberlo sabido todo de este libro.
Esta semana la he dedicado a los autores japoneses. Kazuo Ishiguro nació en Nagasaki. Aunque creció en Inglaterra y la mayoría de biógrafos se refieren a él como británico, creo yo que es precisamente su origen asiático lo que le ha permitido escribir sus maravillosos tomos de literatura.
Este libro cayó en mis manos después de que Bill Gates lo recomendara como una de sus lecturas favoritas de verano. Al principio creí que era una aventura de espías (uno de mis géneros favoritos) y fue por esto que corrí a comprarlo.
Hay una especie de shock al darse cuenta de que incluso antes de abrir un libro los prejuicios ya están rondando. Un Caballero en Moscú no es un libro sobre espías. Sí, se pueden sentir respirando en el cuello del protagonista en varios momentos de la historia, pero no es un libro típico de éste género. Como yo esperaba un libro de espías, el libro me pareció al principio lento, calmo. Agradezco el haber decidido seguir hasta el final, de otro modo me hubiera perdido de una joya literaria.
Esta reseña no tiene spoilers. Hace honor póstumo a uno de los mejores escritores de habla hispana que han existido jamás.
No es lo que dice. Qué también. Es más como lo dice. Es la descripción de los sentimientos humanos, a veces rapaces. Son las analogías, el idealismo mágico, el uso de los diálogos de aquellos años, las costumbres de la España de principios del siglo XX que creíamos ya haber olvidado.